miércoles, 25 de noviembre de 2015

Cuando nadie nos ve.

Creo que esta es la quinta vez que escribo esta entrada, y tal vez tampoco llegue a publicarla nunca como los otros intentos. El motivo de que nunca pulsara el botón de publicar es tan simple de que soy consciente de que por no saber expresarme bien, por mis maneras, o por lo que sea soy una persona de esas que cuando habla tiende a subir el pan (que no a infinito) y mi objetivo en este caso no es el de ofender a nadie, es de expresaros la    frustración que se siente CADA DÍA, y que estoy segura de que a alguno de vosotros, si es que alguien llega a leerselo entero, os sucede lo mismo.

Mis amigos, los que me conocen bien, saben perfectamente que Tendiendo a Infinito me trae más quebraderos de cabeza que alegrías. Y con esto también aclaro que estoy muy agradecida con la gente que ha contado conmigo alguna vez para hacer fotos, para mí cada trabajo es una ilusión y puedo jurar que pongo todo mi empeño y mi esfuerzo en hacerlo lo mejor que sé, y que intento aprender algo de cada click de la cámara...
Pero también tengo que decir, que me he topado con mucha gente en mi camino que me quitan las ganas. Son incontables los días de: ''No merece la pena, búscate un trabajo de verdad.'' (Estoy segura de que con esta frase muchos de vosotros ya me empezais a entender a la perfección)

Durante estos dos años, casi tres, he visto de todo. Y cuando digo de todo, de verdad, creedme. Supongo que como en todos los trabajos, y más en los que son cara el público hay que soportar cosas, que todos sabemos que si nos pillasen en nuestro día a día no iban a ser así, pero el cliente tiene la razón siempre...
Sé perfectamente que no trabajo en una mina, que no voy a la guerra o que no me voy al terreno a plantar a 40º a la sombra.
Pero vosotros sabeis lo que hacemos cuando nadie nos ve?
Creeis que nuestro trabajo es quitar la cámara hacer cuatro fotos y listo?
Creeis que NO HAY QUE ESTUDIAR para esto?
Quizás deberíais ver como nos pasamos tardes y madrugadas delante del ordenador.
O como tenemos que ahorrar para comprarnos el material.
O las tardes que nos pasamos buscando sitios para escenografías.
O los inventos que tenemos para los improvistos.
Son cosas que vosotros no veis, pero son cosas que están ahí, detrás de los clicks, de ese rato...
Este es un trabajo que al comienzo es agotador yy no me refiero a la parte física. Son días y días de ver como tus fotos, las que tú haces con toda la ilusión del mundo, a veces no gustan tanto como a tí te gustaría. Ves como incluso empresas te contratan para trabajos en los que directamente se ríen en tu cara. Y ves que la responsable de todo esto única y exclusivamente eres tú.
Durante mucho tiempo no hay avance de ningún tipo y la paciencia se agota por momentos.
Siempre hay que ser más original que nadie, hacer cosas que nadie hace, destacar frente a los demás. Porque si no amigos, ya puedes esperar a que el teléfono suene que NADIE va a marcar nunca tu número...
O eso es lo que yo realmente mucho como yo, o incluso yo misma pensamos todos los días.

Si soy sincera dejé de escribir en este blog, porque creí que escribir en él era hacer el rídiculo, también lo creo cuando se me ocurren ideas para sesiones que nunca llegan a salir a la luz por el mismo miedo. Todo son miedos estúpidos que se te meten en la cabeza y te bloquean.
Y ya me da igual, voy a dejar de ser mi peor crítica. A partir de ahora pienso hacer lo que quiera. Si quiero escribir en el blog, escribiré, y si me apetece hacer fotos terribles las haré, que sea lo que tenga que ser.
No pienso medir mi autoestima por la cantidad de clientes o me gustas en Facebook. Porque ser mejor o peor fotógrafo no se mide por el número de seguidores.
Quien me entienda, que me compre y al que no le guste que no mire, es así de simple.
Haré fotos como si sonase una canción de Beyoncé con ventilador en mi cara incluído.
A ver si es verdad eso de que todo esfuerzo tiene su recompensa, que para algo soy infinita.